martes, mayo 30, 2006

HI-inFIDELITY

Cuando era mucho más joven de lo que soy ahora, pensaba las cosas de una forma diametralmente distinta a como las pienso hoy.
Mucho antes de siquiera perder la virginidad, ya me imaginaba cómo iba a enfrentar y manejar mi vida en cuanto al sexo, por ejemplo y a cómo vivir una relación más o menos seria.
Tenía reglas firmes acerca de tópicos tales como la fidelidad. Pensaba por ejemplo, que si alguna vez descubría a mi peor-es-nada poniéndome los cuernos, iba a armar una escena de aquellas. Con escándalo y quebrazón de loza incluida, y que mi postura iba a ser tanto o más dramática: ahí la cosa se acababa y no habría vuelta atrás.
También imaginaba que mis valores iban a ser tan férreos que jamás se me iba a pasar por la mente la sola idea de ser infiel. Teniendo en cuenta que se podía considerar infidelidad tanto un one night stand como también una relación paralela, como esos casos que todos conocemos en que un encantador viejito muere y al momento de repartir la herencia, aparecen no una sino que dos familias paralelas, con casa, señora, hijos y perros.

JP es en resumidas cuentas, mi única relación estable en lo que llevo de vida. Sé que puede sonar sorpresivo porque tengo conciencia que a veces sueno como si me hubiera "servido" a la mitad de Santiago, pero créanlo amigos, que no es así. Perfectamente ésta pudo haber sido para mi, la relación de la prueba y el error para pasar a otra y a otra. Pero no fue así, en parte por la inmensa paciencia que JP me tuvo (y que aún me tiene) en todo el proceso de aprender a ser pareja de alguien; a pensar por dos, a vivir de a dos y a proyectar un futuro o al menos un presente compartido.
En la primera etapa de la relación, mi máxima del "cágame y esto se termina para siempre" se mantuvo firme como una catedral. No sé en qué momento esa catedral comenzó a acusar cierta vulnerabilidad en los cimientos, pero el concepto que fidelidad, si bien no cambió, comenzó a tomar toda una serie de matices que antes ni imaginaba que existían.
A medida que avanzaba la relación, me fueron asaltando dudas y cada vez más y más preguntas. En un comienzo, una relación satisfactoria siempre tiene un grado de sexualidad súper intenso, uno tira como contratado y Sharon Stone parece una alpargata. No es una sola vez en la noche, sino varias. Y no sólo en la noche, sino que a cualquier hora y arriba del auto, en la cocina, bajo el agua y en los aviones. Y claro, luego pasa que llevas un par de años y la cosa se va calmando bastante y pasa a ser más calidad que cantidad. No voy a mentir y decir que nunca me cuestioné el hecho de que tal vez la pasión se estaba acabando. Comprendí que no era eso, sino que simplemente las cosas estaban decantando y adquiriendo un ritmo distinto y alejado de eso que uno define como "la novedad".

Y bueno, ustedes me pueden decir que una relación es mucho más que sexo, que está la amistad, la compañía, la complicidad y todas esas frases hechas que sin duda son ciertas a pesar del tufillo a cliché. Entonces, ¿es TAN importante una "canita al aire" como para desbaratar una relación firme?
A veces pienso que estamos tan bombardeados por ideales acerca de las relaciones, que le damos una cualidad casi mágica al amor, capaz de eliminar tentaciones y "llamados de la selva" que probablemente todos sentimos en más de algún momento. Claro, uno pondría las manos al fuego al afirmar que Beatriz Pinzón Solano no le pondría los cachos jamás a Don Armando, pero ¿qué sabe uno? Betty la Fea terminó con esta gente casándose, pero ¿quién sabe cómo les fue siete años más tarde? sobre todo porque Betty se volvió mina heavy y de más que Don Armando igual se la gorrió en mala (él lo llevaba en la sangre).
Yo, personalmente no estoy dispuesto a poner las manos al fuego por nadie. Ni siquiera por mí. Porque me parece de una soberbia tremenda decir a los cuatro vientos "Yo nunca sería infiel", cuando es imposible saber a ciencia cierta qué vas a sentir en un tiempo más, o tal vez mañana mismo.
Yo se que esto puede sonar como que me estoy poniendo el parche antes de la herida (o en su versión menos fina: limpiando el poto antes de cagar) y que me estoy preparando para transformar mañana mismo al pobre JP en la encarnación del padre de Bambi y claramente no es así. No está en mis planes ser infiel y me consta que tampoco una idea similar forma parte de la agenda de JP tampoco.

Hace un tiempo, a JP le salió la posibilidad de irse a Madrid, con un trabajo espectacular y que sin duda era una de esas oportunidades que se dan sólo una vez en la vida. Yo me quería morir en vida porque se me desarmaba todo el mundo. Como nosotros juramos que somos súper civilizados y tratamos de actuar como personas idem, nos sentamos a examinar las posibilidades de nuestra relación si es que él se iba por un buen tiempo de Chile y yo me quedaba acá. Descartamos de plano eso de la relación a distancia y celibato medieval. Una porque JP coincide conmigo en que uno puede estar lleno de buenas intenciones, pero que tampoco podemos pasar por alto que somos dos personas adultas, que más o menos venimos un poco de vuelta (por más fanfarrón que suene) y que para colmo somos hombres, por muy gays que seamos. Después de mucho pensar ( y muchos llantos en secreto de mi parte) me di cuenta que no tendría sentido jurar fidelidad si no estaba en mí poder asegurar lo que iba a prometer.

Dicen por ahí que los pingüinos y las palomas son monógamos. Que se emparejan y siguen juntos hasta que uno de los dos muere. Entonces, nosotros las personas, que nunca podemos ser menos que los animales, damos por hecho que si ellos pueden, nosotros también. Ahora, yo me pregunto, el ser humano, así como especie, ¿es realmente un animal de fidelidad? probablemente existen millones de historias que demuestran lo contrario y otros tantos millones de parejas que podrían unirse ya a una bandada de pingüinos. ¿Cuál es la verdad absoluta de todo esto? Nadie la sabe. Al menos yo no y tú tampoco, aunque así lo creas.

Ustedes pueden pensar que estoy completamente desencantado del amor, y no pueden estar más equivocados. Amo mucho, todos los días, y a una sola persona. No tengo la más mínima intención de arriesgar lo que tengo y lo que tanto me ha costado construir. Pero trato siempre de mantener la humildad y decir que "tengo las mejores intenciones" de seguir así.

Ahora pienso que qué haría yo si supiera que JP me fue o me es infiel. Claro, no voy a hacerme el ultra cool y decirles que me sentaría con él a discutir el problema, NO!!, lo mínimo que haría es arrancarle el pelo de un tirón, pero después de la rabia inicial, sé que vendría el momento de saber más, saber por qué, qué implica y si estoy dispuesto a perdonar o no. Creo que en todo orden de cosas, las personas merecen siempre una segunda oportunidad (sólo una porque o si no es hueveo) y me gusta pensar que soy lo suficientemente buena persona para ser capaz de dar esa segunda oportunidad y esa comprensión.

Escribo todo esto porque no puede dejar de molestarme la soltura de cuerpo que mucha gente tiene para juzgar a los demás por ser simplemente humanos (quizás demasiado humanos). O por otros que sobre prometen un tipo de comportamiento y que no saben que el destino es poderoso y que muchas veces nos da lecciones duras y que son como una patada in your face. Me molesta cuando veo gente que se muestra impávida ante películas como "Closer" de Mike Nichols y piensa "esto nunca me pasaría a mi", "yo sería incapaz de hacerle esto a Fulanito" o "jamás le perdonaría algo así a Menganito"

Sólo somos personas, no somos mejores que las palomas ni que los pingüinos.

lunes, mayo 22, 2006

Zzzzzzzzzzz......

Me cargan los fines de semana fomes. El viernes me aburrí como una ostra porque llegué de la oficina y en la noche me quedé en la casa. JP se pasó de la pega a una muestra de "arte", toda llena de "artistars". Y como a mi la onda "Oye, soy artista, súper alternativo y estas gueás feas pegadas con moco, son mi ARTE" me gusta tanto como una buena patada en las bolas, decidí quedarme en la casa. Mal que mal, un rato de flojera no le viene mal a nadie. Y después de una semana bien satánica en el trabajo, lo último que quiero es escuchar a un idiota hablarme de su "banda", o soportar a gente que porque cree que arrienda "cine arte", sabe de cine. Estoy abusando del uso de las comillas, pero no sé cómo expresar mejor mi sarcasmo innato.

Por lo general, me gusta salir los viernes, porque así siento que el fin de semana se alarga un poco más, pero como les decía, no hice nada.

El sábado tempranito, me levanté pareciéndome a un boxeador porque un zancudo me picó en un párpado. No me pregunten cómo es posible que hayan zancudos en esta época del año, pero el departamento está plagado. A JP no lo cotizan nada, pero yo, que sanguíneamente debo ser delicioso, parezco colador de tanto que me han picado. Yo pienso que ya debo estar al borde de la anemia perniciosa de tanta sangre que he perdido. Y claro, si uno va a perder sangre, que al menos sea por los colmillos de Antonio Banderas en Entrevista con el Vampiro, o por un affaire con Ángel, el pololo de Buffy, pero no producto de una pandilla de zancudos picantes del Mapocho.
Luego de gritar frente al espejo y de ponerme mis regios anteojos de sol para disimular mi deformidad, partimos con JP al cine y allá se nos unieron Robert, Juampy, la Mane y la Paz. Decidimos ir a ver "El Código Da Vinci" bien tempranito, como las viejas, para poder agarrar entradas y no quedar sentados en la primera fila.
Está muy de moda parece, encontrar pésima la película y odiar a Audrey Tautou (a pesar de que toda chica "alternativa" chilensis intentó parecerse a Amelie, con resultados más o menos patéticos en todos los casos). A mi, la película me encantó y con la Paz hasta nos emocionamos al final.
Como la película no es precisamente corta, salimos del cine con la guata pegada a la espalda, buscando algún lugar para almorzar. Pasamos al Catedral y por fin me pude comer el sándwich de lengua con salsa tártara que me llamaba hace tiempo desde la carta (cuando pronuncié la palabra "lengua" todos me miraron con cara de horror, no saben lo deliciosa que es)

En la noche fuimos a saludar a la Amparo que estaba de cumple. Como la pobre, cada vez que pone la música a un volumen ligeramente más alto de lo normal, sus vecinos le tiran a los pacos sin piedad, la cosa era bien quiet party. A mi me había picado el bicho del dancing hace rato, así que después de unas horas nos fuimos con JP, Marcos y la recién egresada Dani a una fiesta en el galpón no-se-cuantito de Chucre Manzur, porque Darío nos tenía unas entradas al gratín...
Definitivamente, la vida no quiso que yo sacara chispas en el dancefloor este fin de semana. La fiesta estaba tan pésima que casi pensé que había nacido un concepto nuevo de carrete, como "depressing hip" o algo así y yo no me había enterado...Corte, 30 minutos después yo ya estaba sacándome mis zapatos de baile para acostarme.

El domingo, entregado ya al hecho de que el fin de semana moría sin remedio, acompañé a JP a la Estación Mapocho a ver la exposición de Goya+Picasso+Miró. Puede que sea yo. Puede que la culpa sea toda mía por andar viendo la vida con negatividad....pero la muestra estaba pésima!!! Ahí si que me aburrí como un hongo. Sólo me gustaron unos grabados pequeñitos de Picasso y me entretuve buscándoles espacio en el departamento (yeah, right). Pero me arrepiento de haber gastado dos lucas en la entrada.

Ando bien mala onda, cierto? No lo puedo evitar, debe ser el cuadro depresivo en el que estoy cayendo, porque anoche Madonna dio el primer concierto del Confessions Tour, y como ya vi las fotos y leí las críticas, tengo ganas de tirarme a la línea 5 del Metro porque esta vez me la voy a perder. En El Mercurio del domingo seguían insistiendo que la mina viene y que el Estadio Nacional está reservado entre el 16 y e 20 de octubre, pero me sigue sonando a utopía.

Quiero irme a mi casa, quiero que sea viernes. Quiero bailar.

miércoles, mayo 17, 2006

Sin novedad en el frente.

No hace más que salir alguien de vacaciones en esta agencia para que llegue toda la pega de un viaje y colapsemos con la cantidad de trabajo. Yo en todo caso, si bien no he tenido tiempo ni para ir al baño, he estado de lo más relajado que hay. No se si será porque dejé de tomar café hace ya un mes (estoy a puro té), pero ando mucho menos acelerado. Duermo mejor y sonrío todo el día.
Además que como con este smog, andar en bicicleta es prácticamente un suicidio, me vengo en micro todos los días, por lo tanto me levanto un poco más tarde y me muevo lo menos. Claro, la idea no es tampoco dejar de moverme, porque con la facilidad con la que estoy engordando, no me quiero descuidar y terminar pesando 500 kilos como el mexicano ese que salió en la tele. No me agrada para nada la idea de que tengan que sacarme con una grúa por la ventana del departamento para llevarme a la clínica a hacerme un bypass gástrico de urgencia. Ovbiamente con las cámaras de Mega grabando todo (Dios mío...de qué estoy hablando...)

A propósito de micros. ODIO las del TranSantiago. O sea, no me malentiendan, están top, muy ricas y todo. Pero su sofisticadísimo sistema de amortiguación está diseñado para ciudades con pavimento como la gente. Como Santa María está plagada de "eventos", ese ridículo eufemismo para referirse a un hoyo picante, la micro se mueve como un bote en alta mar. En serio, es como irse a la pega en el Tagadá de Fantasilandia. Las viejas se caen, te aplastan los gordos y te pegas con cuanto fierro se te cruza. Yo sin ir más lejos, ando con las rodillas todas moreteadas por culpa del TranSantiago, porque que yo me acuerde, no me anduve arrodillando el fin de semana (nótese el "que yo me acuerde", que tampoco puedo asegurar nada).

Cómo andaré de relajado que el viernes que pasó me dormí tempranito. No salí ni nada. A las 11:30 yo dormía plácidamente. ¿Vieron? y ustedes que no tienen fe en mi. Bueno, en realidad había carreteado el día anterior...y después el sábado partimos con JP tomándonos una botella de champaña en el Vox (no porque celebráramos nada, sino porque es rico) y terminé acostándome tipo 7:30 del domingo, después de haber dado jugo toda la noche. No sé en qué momento pasé de un cumpleaños, al Fausto y después se me borra la película...no sé bien donde estuve. Sólo recuerdo un par de números...un 2...un 8 y ...no, no me acuerdo de más...
No se qué me pasa con el ron. Todo es culpa del ron. Por un lado me encanta porque no me curo, pero al mismo tiempo me pongo tan cargoso y calentón que siempre termino transformándome en una versión insoportable y casi patética de mi mismo.
Al día siguiente, flamante almuerzo de Dia de la Madre. Puse el piloto automático y pasé piola y digno.

Aparte de eso, poco me ha pasado. He trabajado como animal de circo y nada más.
Tuve que ir al oftalmólogo porque hace un buen rato ya que se me ponía rojo el ojo derecho sin motivo aparente. Tenía una infección bien leve, pero lo más freak era que tenía una partícula metálica microscópica incrustada en el iris, lo que provocaba tanta irritación. Suena bien gore y satánico, pero no era nada del otro mundo. El doc la quitó hábilmente y sin dolor y ya estoy con mis ojazos como nuevos. Aprovecharon de revisar mi vista, haciéndome el típico test de las letritas. Las podía leer todas, incluso las más chiquitas. Tuve la tentación de engrupir (como Bjork en Dancer in the Dark), para que me recetaron los estupendos anteojos que siempre he querido usar, para tener un look un poco más interesante, pero me aguanté. Tengo vista de lince, así que adiós a los anteojos. A todo esto me encantó mi doctor. Era demasiado bueno para el garabato, cosa rara en esa profesión

-Todo es culpa de este smog de mierda, lleno de estas putas partículas - fue uno de los "textos", yo me cagaba de la risa.

Además, no tenía nada de feo. Era bastante mayor, pero bien tenido. Tenía bonito el pelo; blanco, como helado de piña. Además que como me estaba revisando el ojo, la cosa era bien cercana. Tenía buen aliento, como a limpio y estábamos tan cerca que en un momento pensé que era natural que nos empezáramos a besuquear, jajajaja, cosa que OBVIAMENTE no pasó. Debo dejar de ver tanta película porno con "trama" de hospitales.

Besos y abrazos para todos,

JUL.

lunes, mayo 08, 2006

A toda perrita fina, le gustan los Kiltros

Ustedes pueden decir que lo más hermoso de la Creación es la profundidad del mar ó el atardecer que tiñe de violeta y anaranjado las nubes...
Podemos considerar también a un cerezo en flor, el plumaje de un pavo real o para no andarnos con chicas, el Milagro de la Vida.
Bueno, después de este fin de semana, estoy pensando seriamente en que la obra culmine del Creador... es Marko Zaror.

MarkoZaror

Es que ayer en la tarde fui a ver Kiltro y de verdad que no podía pensar o concentrarme en nada cada vez que nuestro chilean own action hero aparecía en pantalla. Nadie puede tener ese pellejo, nadie. Y si bien la onda musculín no es precisamente algo que me llame mucho la atención, la gracia de este monumento es su cara. Esos ojos...esa nariz..ESA TROMPITA!!!! AHHHHH!!!! Para qué hablar de cuando sale en bolas por el desierto...Oh, my Dog.
Cuando fue el cumpleaños de JP, fuimos a almorzar con toda la banda al Barandiarán, y mientras nos tomábamos el aperitivo, Marko "Kiltro" Zaror pasó por nuestro lado, con su polera corporativa, sus dos metros de perfección y dejando en total mutismo a la gente que llenaba el lugar (de verdad que es una montaña de músculos y belleza). Me arrepiento ahora de no haberme lanzado a su cuello cual colegiala hiperventilada. Probablemente me hubiera hecho una llave de kung-fu y me hubiera partido la columna como si se tratase de un palillo de comida china, pero no importa. De seguro que una paliza de Zaror debe tener más de algún ribete sexy para alimentar mis fantasías sexuales por al menos un par de años más.
A todo esto, hay que recalcar que aparte de que Zaror esté para partirlo con la uña, Kiltro, como película nacional, la lleva. De partida, me reí más que con "Sexo con Amor" y "El Chacotero Sentimental" juntas. Ni idea si la intención de los realizadores era hacer una comedia tan efectiva (porque de verdad que tiene un par de chistes buenísimos), pero las carcajadas que Kiltro saca en el público se agradecen entre tanta "seriedad" que tiene nuestro cine últimamente.
Haber tenido los cojones de hacer una película de un género tan foráneo como las artes marciales, es motivo suficiente para aplaudir. Pero mejor no sigo pensando en los cojones de Zaror, que me desconcentro. ¿Será además Marko Zaror el heredero del imperio del Arroz Zaror? Si hasta buen partido debe ser...¿No digo yo? es el hombre perfecto.
Mención aparte, y poniéndonos serios (insert laughs here) es que la música está de lujo. Espero que editen el CD. Además está sorprendentemente bien fotografiada, los garabatos no suenan forzados, Caterina Jadresik es GUAPA (y parece sacada de un animé) y tiene a un par de personajes de culto, como el malvado Max Kalba (el mejor villano que recuerde en un film chileno) o el maestro enano NikNak ("Debes ir solo Zamir, yo estoy viejo...y soy enano" jajajajajaja) y lo mejor de todo: tiene ritmo. Cosa rara en el cine nacional, la narración acá tiene ritmo, no aburre. Aparte de eso, Kiltro se toma tan en serio a si misma, que te obliga a creértela completa.

Salí del cine con unas ganas enormes de saber dar esas imposibles patadas voladoras y de tener el forro de Marko Zaror (de tenerlo a mi disposición y para mi solo).

martes, mayo 02, 2006

Reporte post-celebración.

Todas las películas de horror que me pasé antes de la celebración de cumpleaños de JP, se desvanecían a medida que pasaba la noche. En total fueron 60 personas, concentradas en unos 50 metros cuadrados de living y cocina. En el momento peak de afluencia de público, el departamento parecía el Pagano en día sábado o la pista chica de la Blondie. Yo no se si será que junto con el cumpleañero, los invitados también van envejeciendo, pero todo el mundo se portó regio. Con decirles que no se rompió ni una copa. El sillón no presentaba marcas de cigarros olvidados y hasta la alfombra estaba libre de tintos y comida. La fantástica idea de tematizar la fiesta, que tuvo JP, logró que el vitrificado del piso no se viera arruinado por miles de marcas de tacos aguja, porque no se si les conté que esta era una "fiesta de pantuflas". Por lo mismo, por más que uno zapateara como bailaor flamenco, el ruido no era tan ensordecedor. Prueba de ello es que no llegaron pacos a aguar la noche ni recibimos queja alguna de los ancianos del edificio.
Yo, como buen anfitrión y además, con una gran curiosidad por saber cómo termina una fiesta (algo que siempre me pierdo, porque se me apaga la tele o porque me arranco si está muy fome), me dediqué a tomar pura coca cola, para así tener mis seis sentidos alertas ante cualquier emergencia, del tipo "se incendian las cortinas", "Lukas entró y mató a dos invitados" o "Dos o más personas están tirando en mi cama, sobre mis sábanas". Afortunadamente nada de eso pasó, y ya bien entrada la noche, cambié la burbujeante bebida cola por unas regias chelas, cubas libres, piscos sours maravillosos hechos por su servidor y nuestro nunca bien ponderado trago nacional: la piscola.
Ni siquiera me importaban las aproximadamente seis personas que nadie conocía, porque al menos no se estaban pelando nada.
Entre las cosas cómicas, cabe señalar a dos invitadas vestidas iguales y dos chicos que fueron compañeros de colegio desde primero básico a cuarto medio y que justo aquí se encontraron y se dieron cuenta que los dos chuteaban para el arco equivocado desde chiquititos.

De a poco la gente empezó a despedirse y ya no era necesario frotarse con todo el mundo para llegar al baño o al refrigerador (en todo caso, yo feliz de frotarme con gran parte de la concurrencia...)
Coronamos la noche con una peleada guerra de DJ's entre DJ JP en el CD y su bloggero favorito (yo, claro), el ya mítico DJ Slowly en la tornamesa (chapa que me gané por las enormes pausa entre canción y canción, lo que no es mi culpa, es sólo falta de infraestructura al tener una sola tornamesa). De más está decir que la guerra la gané yo. obvio.
Creo que la gente lo pasó chancho, bailaron hasta el ruido de los vasos, se comieron hasta la margarina del refri y se tomaron hasta la molestia. A pesar de lo anterior sólo hubo dos caídos en combate (ambas féminas). Desde el sábado el baño de visitas será recordado como "El baño de Paz".

Una vez ya en la cama, con JP nos bajamos una barra de chocolate y nos dieron varios ataques de risa, recordando a alguien, o algo que pasó y que ahora, por más que tratamos de cachar qué era, no hay caso. No nos acordamos.

Despertamos al día siguiente con caras de sobrevivientes de holocausto nuclear, a ordenar lo más posible (gracias a Dios que se quedaron a dormir la Ala, la Maca y Nacho) y partimos a la casa de mis suegros en la playa, al cumpleaños de mi cuñado chico.
Lo que siguió del fin de semana largo lo pasamos entre comilonas opíparas, siestas y paseos por la playa.
Seguramente por eso llegué hoy a trabajar con las pilas puestas y todo. Fui a renovar mi cédula de identidad, salí pésimo en la foto y desde el día que me la entreguen seré donante de órganos.

La verdad es que ni quiero pensar en mi cumpleaños, el próximo septiembre. Espero no estar en Chile (Escúchanos Señor, te rogamos), porque la verdad es que no me banco organizar otro mega evento.

A modo de resumen, sólo una palabra: SOBREVIVÍ!!!