lunes, enero 29, 2007

Ambiciones Gigantes

-¡¡¡¡¡Vengan!!!!, ¡¡¡¡¡Apúrense, que por acá va a pasar la Chucky!!!!!- Le gritaba una señora entradita en carnes a sus dos retoños mientras corrían entre el mar humano, en dirección a la Plaza de Armas. Obvio que no pude dejar de reírme a gritos con JP. Qué lindo es nuestro país.
Estábamos nosotros también, frotándonos con “El Pueblo”, para conseguir un discreto lugar más o menos privilegiado para ver a la grandota. Y claro, cuando pasó, me emocioné. Siempre me pasa. Sobre todo con cualquier espectáculo muy ruidoso-enorme-pirotécnico que vea en vivo. Se me llenan los ojos de lágrimas sin remedio. Me ha pasado con fuegos artificiales, con la aparición de Robbie Williams en el Nacional, con Madonna apareciendo en el escenario y con mi sobrina en sus obras teatrales del Jardín.
La mona era preciosa. Si, daba bastante miedo, es verdad, porque no era una Barbie rubia. Era más bien morenita y chinita, tipo Björk. Un niñito de unos tres años, que estaba en los brazos de su madre justo detrás de mí, al ver pasar a “la Chucky”, escondía su cara en el cuello de la madre y repetía “no quiero, no quiero”. Luego se le pasó el susto y su cara de admiración y felicidad me volvió a humedecer la vista. Estoy viejo. Me emociono con todo (el otro día me puse a llorar con el primer capítulo de “Ugly Betty”…).
Seguimos a la cabra-grande hasta el Bellas Artes. Tuve ganas de ir a ver el final. Quería cachar al rinoceronte. Me quedé dormido. Menos mal que no fui. 300.000 personas es demasiada gente para mí. Más ahora que vivo pensando que un francotirador me sigue a través de su mira. Hubiera sido una excelente oportunidad de terminar conmigo. Muy al estilo “Nikita” de Luc Besson. JP se puso a ver “Nikita” el domingo a la hora de almuerzo. Como a mi me carga esa película, tuve que esperar dos horas para salir a comer algo. Debí haber cocinado algo porque comí la peor pizza que recuerde.
Todo ha andado raro este último par de días.
Perdí mi tarjeta de Redbanc. Intuyo que la dejé en la gasolinera de Bombero Núñez el sábado en la noche. Me di cuenta recién hoy en la mañana en una reunión con un cliente. No me desfalcaron gracias a Dios.
Me siento bien abrumado por todo. Insisto que puede ser el calor o que todos los días se parezcan al día anterior.
Me gustaría ser gigante y poder estar por sobre todo. Por sobre los problemas, lo gris y lo repetido.
Mido apenas 1.78 mts. Ni siquiera logré el metro ochenta. No debo ser mal agradecido, podría ser un tacuaco.
¿Pero no sería rico tener una vida así? Que la propia Presidenta Bachelet me despertara por las mañanas…que un mini ejército de franceses hermosísimos se preocuparan de cada movimiento que dé…Poder dormir siestas de horas y horas…
No me importaría que me dijeran “El Chucky”

JUL.

miércoles, enero 24, 2007

La vida de Julius corre peligro

Mi vida corre peligro. Alguien intenta asesinarme. Claro, de tanto ver películas de Dario Argento, el destino se ha encargado de transformar la mía propia en un guión lleno de tensión, peligro, escalofríos y asesinos enguantados.
Si, por supuesto que estoy exagerando, pero…tal vez no.
Primero fue el disparo que recibí en plena calle. Ahora, el “Bicicleta Incident”…

Era una soleada tarde de verano (para ser más específicos, ayer), cuando yo iba tranquilamente pedaleando hacia mi casa, luego de una extenuante jornada de trabajo. El sol de la tarde me golpeaba amablemente la cara. El viento mecía mi pelo, las flores me saludaban y las mariposas danzaban a mi alrededor (en realidad no fue tan así, pero sí se me metió un mosquito en un ojo)
Mi idílico viaje se vio interrumpido cuando se me enredó un cordón de mis zapatillas en el pedal. Eso fue torpeza mía, pero igual se los cuento.
Seguido de eso, comienzo a sentir un ligero vaivén. El asiento de la bicicleta se aflojó (¿o alguien lo aflojó?). Tuve que hacer esfuerzos de equilibrio circense para no terminar cuan largo soy en el maicillo del parque de la costanera, pero como tengo cierta habilidad, logré dominar al asiento y avanzar más o menos dignamente.
Cuando todo comenzó a tener ribetes de novela de Agatha Christie y me di cuenta que no se trataba sólo de una serie de eventos desafortunados, fue cuando llegando a una luz roja, SE CORTÓ MI FRENO TRASERO (¿o alguien lo cortó?). Rápidamente apliqué freno estilo Picapiedras y me salvé por milímetros de morir atropellado. Claramente ya era suficiente como para considerar a todo esto como un atentado contra mi vida, sin lugar a coincidencias o malos entendidos.
Como siempre hay que mantener la dignidad hasta las últimas consecuencias y pensando también que el asesino podía estar vigilando mis pasos, disimulé perfectamente el impasse y seguí como si nada, tratando eso sí, de no descrestarme y de seguir el viaje con la mayor cautela posible.
Cuando ya estaba auto convenciéndome de que todo podía ser sólo mala suerte y mucha imaginación de mi parte, vino lo peor…
Cruzando Loreto y bajando atléticamente la cuneta para cruzar la calle, SE ME SALE EL CANASTITO DE LA BICICLETA!!!! (Sí, le puse un canastito, sé que es muy de cola, pero es lo que hay nomás). Obvio que “El Toro” estaba repleto y pasé la vergüenza de la década, con el bolso abierto en mitad de la calle, TODO desparramado y yo tratando de recoger mis miserias mientras todo el mundo clavaba sus ojos en mí y los autos me bocineaban sin tregua.
Recogí lo poco que me quedaba de dignidad, junto con el canasto de mierda y la bicicleta desarmada y me fui arrastrándola hasta la casa.

Alguien quiere verme muerto.

Tengo miedo.

JUL.

PD: espero que no sea necesario poner un “Continuará” aquí.

lunes, enero 22, 2007

Las cosas por su Nombre.

¿Qué le pasa a la gente de este país?
Simplemente no puedes llamarte TABITHA. No nomás. Ya, no hay que ser Einstein para inferir que tu mamá estaba obsesionada con “La Hechizada”, pero todo tiene un límite, ¿verdad?
Es que de verdad; ¿qué piensa la gente cuando va al Registro Civil a inscribir al “bebé” (palabra tan chula como “novio”)?
Yo alguna vez trabajé con una tipa que quería llamar a su primera hija “Cassandra Nayareth”… mejor ponle Yasuri Yamileth y es como lo mismo y así nos ahorramos errores de tipeo en el futuro.
En ese mismo trabajo, descubrimos que un compañero usaba su segundo nombre, porque el primero era…AEROPÁJITO. Juro que no lo invento, tuve su carnet de identidad en mis manos.
También sé de un “Ben-Hur”, de un “Steve Austin” y de “Lady Dayana”, una nana que tuvo mi hermana hace unos años.
Sin ir más lejos, yo mismo estuve a un paso de llamarme Fidel, dadas las preferencias políticas de Padre. Madre, encolerizada, tomó el toro por las astas (gracias a Dios) e impuso el nombre que todavía pretendo conservar.
Otras veces sucede, que tienes un nombre de lo más normal y con el que estás contentísimo y ¡Zas!, alguien te caga y te agarran para el hueveo el resto de la vida. O ustedes creen que los cientos de Cristinas Aguilera que deben existir en Chile lo pasan regio??? No señor, las molestan todo el rato y les cantan “Ven conmigo, ven conmigo, baby” cada vez que pasan. Es lo mismo que ese capítulo de Seinfeld donde se reían de la negrita gorda que se llamaba Rebecca DeMornay. Pero claro, eso es obra del destino, así que no es justo culpar a los padres por haber bautizado a sus retoños como Beatriz Pinzón ó Jennifer López.

A propósito de Jennifer López, probablemente lo más irritante es esa moda C3 / D de usar nombres gringos, cuando tu apellido sí es González ó Tapia. Una vez en La Serena, una señora llamaba a viva voz a la pequeña BRITANY, que se estaba adentrando peligrosamente en el mar. Hace poco, para Halloween, con JP figurábamos en el Bokhara, entre lo que nosotros pensábamos, era gente disfrazada. No lo estaban, simplemente era gente fea. Pero ese no es el punto. El acabose fue cuando una “lola” bien amachada le gritaba a un colibrí “¡¡¡¡Llámate al GERALD pa’ que se venga altiro!!! Habrá sido algún “Gerald Thompson”, “Gerald Grant” No, probablemente era Gerald Machuca. Es probable que ni siquiera estemos hablando de GERALD, sino que de YERALL. Porque claro, seguramente mil veces no cacharon cómo se escribía y le pusieron al cabro chico un nombre que aparte de ridículo, es una interpretación fonética de lo que creyeron escuchar. Lo saben el propio Yerall, bailarín de Mekano y RONAL (sin la D final) de esa abominación de reality que es Fama de Canal13.
“Tener un nombre gringo le dará status a mi niña” piensa la señora, ilusionada y jurando de guata que le hace un favor a la pendeja cuando la inscribe como Alison, Lindsay o Estefanía de Mónaco (si, existe una y ese es sólo su nombre de pila), cuando en realidad, lo que hace es encasillarla para siempre dentro de la marginalidad. Lo va a pasar pésimo, junto con sus primos Kevin, Barnaby y la más chiquita, Christell.
No hay ningún problema en ser humilde, ser derechamente pobre o tener el apellido más común de la tierra (yo tengo uno que va puntero), pero el mal gusto creo que no tiene perdón en estos casos.
A veces pienso que en el futuro, los cuicos se llamarán todos Diegos, Antonia, María Ignacia y Benjamín. Por el otro lado de la moneda, sólo existirán personas llamadas Justin, Matthew o Sean Preston.

A mi me pasa que cuando me llama Tabitha me da una risa tremenda y lamentablemente, no la puedo tomar muy en serio. No me sale nomás. Sé que no es justo para ella, quizás está feliz de llamarse así.

Ustedes amigos, los que planean reproducirse, traten dentro de lo posible, de no arruinar las vidas de los inocentes, sólo porque son fanáticos de Beyoncè, Elijah Wood , ó admiran profundamente a Condoleezza Rice…

Espero no haber herido sus sensibilidades.

JUL.

miércoles, enero 17, 2007

¿No lo has notado?

¿Y qué pasaría si por tener la bocota tan grande, mi 2007 fuera realmente una enorme montaña de porquería?
Es el año del Cerdo, según los chinos. Yo soy buey. Me imagino que me debería llevar bien con los chanchos, por toda esa cosa granjero-campesina que nos une.
Anoche cociné cerdo, sin ir más lejos. Quería traer comida a la oficina, para así ahorrar y a la vez comer deliciosa comida casera en vez de tanta tontera que uno suele comprar por ahí. Pero no me comí el chancho. Me tropecé con una señora que vendía humitas y tuve que comprarle dos. Estaban ricas las humitas.

Ando con un poquito de lata de todo. Pensaba que iba a partir el año con una especie de energía renovada y poderosa. Y nada, que estoy como fideo cocido. No se si no aguanto el calor, o necesito una vacaciones espectaculares. Pero no tendré vacaciones. Ya me las tomé el último trimestre del 2006 y ahora me siento casi un poco estafado.

Igual Santiago puede ser entretenido, soy un fervoroso defensor de nuestra capital en vacaciones. Pero no me llama la atención ni el Santiago a Mil, y ni siquiera ir al cine a ver a Daniel Craig salir del agua en su ajustadísimo Speedo.
Sólo tengo ganas de dormir. Pero al mismo tiempo, hace mucho calor para dormir mucho. Me pego en las sábanas y me ahogo. Lukas se las ingenia para entrar siempre a la pieza y ponerse encima mío. Lindo él, pero caluroso como un abrigo de chinchilla.
Estoy de pésimo humor, lo sé. Se me pasa rápido, eso es bueno.
Como que no pasa nada tampoco. Como que todo está dormido. ¿No se han dado cuenta?, hay poco ruido en las calles…hay menos escándalos faranduleros, la gente cierra los blogs (la última moda de la temporada, al parecer), nadie llama, todos están “bien” cuando les preguntan cómo están… Me siento como esas películas gringas de los 50, del tipo “Invasion of the Body Snatchers” , o cualquiera de esas cintas de serie B que eran en realidad metáforas acerca de una supuesta amenaza comunista (acá ustedes se sorprenden de lo instruido que soy). Pero es verdad, ando con la sensación de que todo está DORMIDO. Como si todo hubiera sido reemplazado por versiones sintéticas de lo real. Y no quiero que esté así.
Despertemos un poquito, les tinca?

JUL.

Aclaración: cualquier incongruencia es debido a la exposición permanente de la mente y el cuerpo a una oficina sin aire acondicionado y con sensación térmica de cinco millones de grados Celsius.

lunes, enero 08, 2007

Acá vamos.

Se que suena a cliché, pero de verdad que el 2006 se pasó volando.
El 31 en la noche, estábamos escribiendo en un papel, lo que cada uno de nosotros no quería vivir o repetir el 2007. Me costó un montón tratar de pensar en algo malo. Si me hubieran pedido escribir una lista completa de lo malo del 2006, me hubiera visto bien complicado. No sé si el año fue especialmente bueno, o simplemente pasó demasiado rápido como para alcanzar a digerirlo. Tiendo a pensar que fue un buen año, que partió pésimo eso si, con operaciones, convalecencias y sustos. Pero desde entonces, todo resultó de maravillas. Ni siquiera puedo mentir y hacerme el dramático con el tema del regreso de mi padre y todo eso. Es más, hasta encuentro entretenido eso de decir "voy a ver a mis papás", o "mis papás me dijeron esto", "tengo que pasar a ver a mi papá", chori, cierto??

He tenido unas últimas semanas bien ajetreadas. Un fin de año de locos en la oficina, pero con bastante manejo y dominio de la cancha de parte mía. Es por eso que no estoy con el colon colgando, ni con el nervio tomado. Sí estoy bastante cansado y con un sueño que aunque haya dormido diez horas seguidas, me hace pasar vergüenzas en reuniones de pendientes, en fiestas, en asados, en conversaciones importantísimas, etc. Yo creo que entre tanto zancudo que me ataca sin piedad cada noche, alguna mosca tsé-tsé me debe haber picado, porque esto no es normal.

Acabo de cachar que no escribía hace mucho tiempo. Tampoco he podido leer a nadie. Como los días están calurosos, luminosos y largos, me parece una tontera llegar a meterme al computador cuando llego a la casa. Y por aquí o por allá siempre sale algo entretenido que hacer.
El fin de año estuvo buenísimo. Recibí a mi familia (padre incluido después de décadas) y cociné como un enano. Los hueones de "Top Chef" son una alpargata al lado mío.
El año nuevo fue un descontrol sin límite en el campo, con un grupo gigante, sol, piscina, nudismo, borracheras divertidas y con los mejores amigos del mundo. Luego partió la "temporada de cumpleaños", lo que hizo que mi economía zozobrara y mi reloj biológico perdiera la razón. El hecho de que me haya convertido, de la noche a la mañana, en una marmota dormilona ahora tiene un poco más de sentido.

Me he encontrado con Gieb y con la Marcelita, que lo pasan siembre bien y con Rod cada vez que pongo un pie en algún antro de perdición (lo que me hace sospechar que lo pasa bastante mejor de lo que dice). He subido de peso, así que cerraré la boca AHORA. Extraño a la Dani que se fue por una temporada laaaarga al frío de Denver. Tengo una mata de albahaca que crece como un monstruo y que es la única planta que no ha muerto bajo mis cuidados. Estas son algunas de las últimas palabras que escribo en este paupérrimo computador, ya que desde mañana comienzo a usar el bólido que me compraron en la office. Un nuevo amigo brasileño (adorable), me tiró unas cartas divertidas que a pesar de mi incredulidad me dejaron pensando mucho. Estoy usando reloj por primera vez en mi vida y estoy aprendiendo a ver la hora con palitos.

Tengo ganas de que este año se pase un poquitito más lento. Sé que llevamos recién una semana, pero tengo la tincada que éste va a ser memorable.

Un abrazo grande a todos. Pasaré más seguido.

JUL.