No me gusta como me queda. No sé, se ve raro. ¿Como que está muy largo de arriba parece? No sé si será eso. Deben ser este mechón de acá que no baja jamás.
Estoy frente al espejo, tratando de hacerme algo divertido con el pelo.
Pero no sale nada divertido. Y tengo que salir. Y quiero verme increíble.
Pero el pelo a veces pareciera no formar parte de tu organismo. Él no siempre es solidario y se taima seguido, sin vuelta atrás y sin motivos aparentes.
No me gustó como Erwin me dejó las patillas la última vez. O al menos no me gusta cómo crecieron. Se encrespan. Y mi pelo es totalmente lo contrario de crespo.
¿Y si me las corto un poco?
Tomo la máquina y comienzo a cortar. Un poquito por allá, otro poquito por este lado.
¿A quién trato de engañar? ¿A mí mismo? Que lata, hace años que dejé de hacer eso.
Quiero seguir pasando la maquinita, cierto…???? ¿Y en qué topo?. En nada, claro.
Mi pelo tiene ahora
Tuve un poco de nervios por cómo iba a quedar. No me pelaba tanto desde hace unos diez años. No tenía noción si tenía una forma de cabeza armónica o si me iba a ver como “Mi Amigo Mac”.
A JP le gustó. Al resto de la gente que opinó, también. Lo más importante, me gusta a mí.
Esa noche, vi el Confessions Tour de Madonna, en pantalla gigante, en la azotea de un edificio. Y era rica la sensación del viento ligeramente frío en mi nueva estructura capilar. Lamentablemente, no fue suficiente como para mantener la cabeza fría y menos
Por eso al día siguiente me tomé las cosas con más calma y con menos alcohol.
En la pista de baile, sentí menos ojos sobre mí que en capítulos anteriores. En cambio, tuve que espantar a un par de matapiojos que patéticamente insistían acercarse a JP.
Ahí me volví a acordar de Sansón y pensé que tal vez las había cagado como nunca y que realmente me veía fatal…