Lo siento...

Me siento podrido.
Debí haber votado en esta elección. Y no lo hice. No quiero decir que me haya quedado dormido o que me dio lata salir a votar con el calor. No voté porque no estoy inscrito.

Me da vergüenza no estar inscrito. Y juro que tenía la mejor intención de hacerlo este año de una buena vez, pero como por lo general no tengo idea del día en que vivo, cuando hice las averiguaciones para saber dónde tenía que ir a hacer el trámite, me enteré que las inscripciones se habían cerrado hace semanas.
Tengo claro que mi voto tal vez no hubiera hecho la diferencia en lo que pasó ayer, pero no haber votado me hace sentir un poco inútil y mudo. Mudo porque me incomoda dar una opinión cuado ni siquiera me tomo la molestia de ir a votar.

Yo nací en septiembre de 1973, exactamente 13 días después del Golpe. Mi papá fue siempre de extrema izquierda (algo de revolucionario y terrorista tuvo, según mis averiguaciones) y mi mamá es derechista hasta el día de hoy. Tengo más que claro que ella lo pasó pésimo durante mi gestación. Me imagino que hacer colas por horas con una guagua obesa dentro debe haber sido una tortura. Entiendo entonces que ella haya estado más que feliz cuando Pinochet se tomó la moneda.
Alguna vez conté que mi padre se fue de Chile cuando yo tenía nueve años, y quizás por eso mi formación política tenía más elementos de fantasía que Las Crónicas de Narnia. Yo juraba de guata que Pinochet era como el viejo pascuero, que Allende había sido la encarnación del mal y que los detenidos desaparecidos eran parte de un mito urbano como la rubia de Kennedy.
Y si, me da vergüenza contar esto.
Me acuerdo que para el plebiscito del SI y el NO yo tenía una chapita del SI. Y me tragaba entero ese slogan que decía algo así como "Vote SI, o volvemos a la UP". Me gustaba secretamente la canción del NO, aunque no se lo decía a nadie. El hecho de dejar que "los comunistas" llegaran al poder, para mi era evocar un futuro igualito al Infierno de Dante.
En esa época yo no tenía edad para votar, y de haber podido hacerlo, hubiera votado por el SI. Y luego lo hubiera hecho por Büchi.
Gracias a Dios, no tenía la edad necesaria.

Con el tiempo, una vez que estaba por salir del colegio y antes de entrar a estudiar, me fui dando cuenta que existía una historia distinta. Que jamás volvimos a la UP, que la oposición no era un grupo de adoradores de Satán, que mi compañera de escuela efectivamente no sabía dónde estaba su papá y que todo lo que sabía era un puñado de datos tergiversados y contados desde una perspectiva torcida. Me enteré que había vivido en una burbuja de comunicaciones y en una ceguera cultural y social enorme.
Me dio vergüenza, rabia y me dio pena. Entonces investigué, leí y escuché. Le perdí el miedo a la palabra Socialismo y entendí por fin el dolor de más de la mitad del país.

Aún así, jamás me inscribí para votar (abuchéenme, están en su derecho). Y claro, eran los 90 y "no estar ni ahí" era la tónica de pensamiento para alguien como yo. Ahora la cosa es distinta, uno simplemente tiene que "estar ahí". La filosofía "Chino Ríos" es tan patética y añeja como él mismo.

Por eso me da rabia que Michelle Bachelet no haya arrasado ayer. Y me da pudor estar escribiendo esto, porque yo no hice nada por aportar a que el resultado fuera diferente.
Tampoco me ciego y pienso que Piñera en La Moneda sería un desastre histórico. Probablemente a mi no me afectaría mayormente. Pero claro, yo vivo en Las Condes, no me sobra la plata, pero tengo. Tengo un trabajo cool y me codeo con empresas en las que quizás el Sr. Piñera es socio. Pero ¿qué hay con el resto de nosotros que vive una realidad diferente? ¿Que si habría que darle una oportunidad? NO, definitivamente no. Llámenme intransigente e injusto, es un país libre, pero me niego a apoyar al dueño de la mitad de Chile para que dirija el país. No puedo confiar, lo siento, en alguien que apoyó y trabajó para Pinochet. No me resulta hacer la vista gorda.

Tampoco creo que Bachelet sea la solución de parche o el "mal menor". De verdad que creo en ella. Me molesta que se la ataque porque tal vez no es una oradora de excepción cuando no está precisamente postulando a ser locutora de radio. O que siempre la crítica tenga un tufillo a machismo que me revienta

Siento, de todo corazón, no poder ser partícipe de todo esto, al menos como ciudadano votante, que no como chileno pensante y opinante.