domingo, diciembre 23, 2007

El enorme televisor en blanco y negro

En 1985 yo tenía 12 años.
Una tarde de julio estábamos almorzando, mi madre, mi abuelo, mi hermana y yo en el comedor de diario. Mirábamos las noticias del medio día en un enorme televisor en blanco y negro, cuando una historia llamó mi atención.
Cundía el pánico en Estados Unidos por el masivo brote de una nueva enfermedad que desde hace un tiempo ocupaba las primeras planas y generaba la atención del mundo entero.
Por un motivo puntual, el mundo se daba cuenta que no se trataba de un hecho aislado, de una exageración o de un fenómeno lejano y sin importancia. Rock Hudson, el galán hollywoodense por definición, reconocía que lentamente moría de SIDA, una extraña enfermedad que avanzaba con fuerza entre la población homosexual del primer mundo. Rock Hudson además, de esta ingrata manera, salía forzosamente de un clóset que lo había cobijado la vida entera.
Mi madre estaba completamente perpleja. Ella nos había hecho ver, a mi hermana y a mi, esas comedias que el guapo Rock había hecho con Doris Day a finales de los 50.
Con mi hermana nos sabíamos de memoria los chistes de “Pillow Talk” y de “Send me no flowers”, tremendas comedias donde este señor canchero y encantador, seducía a la siempre neurótica Doris.
Las personas caían como moscas. Los sistemas de salud no sabían cómo reaccionar. En algunos estados, los servicios funerarios se negaban a recibir a las víctimas del SIDA, nadie sabía cómo se propagaba la enfermedad, no había cura, tratamiento o vacuna para el mal que se llevaba a buena parte de los homosexuales del mundo de manera cruel y aterradora. A Hudson le habían encontrado el virus incluso en las lágrimas. Me imagino lo mucho que él habrá llorado.
“La peste rosa”. Así lo llamaba el periodista del trece, mientra en la mesa nadie despegaba los ojos del enorme televisor en blanco y negro.
Mi comida se enfriaba y la sangre se me subía a la cara.
En 1985 yo tenía 12 años. En ese entonces, ya sabía perfectamente que era homosexual. Estaba en plena pubertad. Era la época en que estaba comenzando a planear mi futuro bajo la curiosa realidad que me había tocado. Era la época en que leía todo lo que llegara a mis manos acerca del tema. Cuando esperaba con ansias que llegara el momento que comenzaran a aparecer mis pares, para poder compartir todo lo que estaba comenzando a sentir y para no sentirme como que era el únco del planeta al que le gustaban los hombres.
El enorme televisor en blanco y negro me jugó la peor broma que algo o alguien me haya jugado en la vida.

Cagúe-pensé.

Esta cosa debe volar por el aire y apenas una loquita estornude cerca de mí en la calle, me voy a infectar de SIDA. Como soy homosexual, el virus se anidará en mí y no pasarán dos años y yo ya estaré muerto.
Sencillamente no era justo. Todo no podía terminar antes de siquiera empezar.
Probablemente iba a morir antes de tener siquiera edad suficiente para sortear el primer escalón de la calificación cinematográfica.
Iba a morir además, virgen. Seguro. Probablemente sin siquiera abrazar de manera romántica a algún amiguito del colegio.
Rock Hudson miraba desde la pantalla, delgado, arrugado y con esa extraña apariencia, asustada y entregada de los desahuciados.
No pude terminar de almorzar ese día. Era imposible seguir sentado en esa mesa con el huracán de pensamientos e imágenes en la cabeza.

Afortunadamente, los diarios y la televisión fueron paulatinamente entregando información de mejor calidad, o al menos quitando parte de los errores y el sensacionalismo. Continué devorando información hasta que por fin pude armarme un panorame medianamente informado y pudo volver a respirar y almorzar normalmente.

El SIDA jamás dejó de ser un tema. Sólo unos años más tarde me golpeó en la cara, cuando un primo de mi papá murió silenciosamente y sin que prácticamente nadie se entrerara. Si bien lo había visto un puñado de veces en toda la vida, él quería mucho a mi mamá y me sorprendía cómo jamás se olvidaba de los cumpleaños. Cada 24 de septiembre recibía un llamado suyo desde Valparaíso. Hasta que un año el llamado no llegó. La noticia de su muerte llegó tardía y confusa. Ni siquiera me acuerdo de la mentira. ¿El hígado? ¿un infarto? Da lo mismo. Ni siquiera se dónde está enterrado. Supongo que nunca podré pasar y decirle que si las cosas hubieran sido diferentes, quizás hubieramos sido buenos amigos en el futuro, que para él jamás llegó

Han pasado ya 22 años de ese almuerzo. Si bien no existe aún una cura y mucho menos una vacuna, el problema ya es un tema cotidiano. Y afortunadamente, quienes pueden acceder a un tratamiento correcto y costoso tienen fantásticas expectativas de vida.
El SIDA pasó a ser un problema de africanos hambrientos y modificó la conducta de una buena parte de la población mundial con cierto acceso a la educación.

Aún así, que tire la primera piedra el que no ha temblado al momento de recoger el famoso exámen, jurando que “nunca más”.

Nunca he podido olvidar ese almuerzo de julio de 1985. Si hago un esfuerzo por recordar con mayor claridad puedo incluso volver a sentir el nudo en la garganta y el torbellino en el estómago.
Rezo por mis amigos que tuvieron mala suerte y un momento de descuido; aguanten chiquillos.
Al resto, cuídense. Siempre.
Al menos hasta que todo esto pase y se transforme en sólo un recuerdo. Como la imágen borrosa que entrega un enorme televisor en blanco y negro.

Besos y abrazos a todos.

JUL.

10 comentarios:

Pablillous dijo...

el ano 1986 fue el inicio de mis experiencias en el tiempo del Sida. Para mi todos los gays eran portadores del Sida. Mas o menos un ano vivi en ese estado de paranoia. La informacion me tranquilizo. Los casos se hicieron mas frecuentes y desgraciadamente las partidas tambien.
Ahora hay mucha esperanza pero aun persiste el miedo y la ignorancia..
By the way mi mami tambien estaba en schock por el asuntito de Hudson y yo tambien me habia mamado las peliculas de el y la Doris..
Muy cerquita de mi casa hay una clinica que es tambien un centro de distribucion de drogas del tratamiento del Sida..en el 2000 estuve de voluntario un tiempito..las historias de ese periodo dan para escribir muchos posts..

Felicidades y un fuerte abrazo

Blefaroplastía dijo...

Doris Day!!!!!

Què boni tu pòs. Me gustó mucho. De verdad.

Lo primero que recuerdo del SIDA fue un reportaje de la revista CRECEs, sobre el mal rosa. Las fotos que ponían eran de unos chimpances ¿? Morí del susto cuando lo leí, porque en ese tiempo bastaba una mirada para que se pegara y aunque era bien chico(teen ager)tenía ya un compañerito de eso especiales. Los dos quedamos como helados por un buen tiempo. Rezándole a dios para no contagiarnos entre nosostros. Al final solo estabamos enfermos de perdidos.

Supongo que somos como una especie de generaciòn VIH. Aparecio apenas dejamos de ser niños y creo estará presente hasta que seamos viejos.

Un beso grande y un abrazo.

Eso

B.

Palomis dijo...

recuerdo perfectamente cuandoel VIH me golpeo en la cara, mi tio mas querido Jaime (el mejor amigo de mi madre), fue apagandose de a poco, jamas perdio su buen humor, pero que me dejara, claro que por opcion propia, ya que en un momento critico de su enfermedad jamas quizo molestar a nadie, fue un golpe atroz.
recuerdo curarle sus heridas y leerle libros, siempre lo voy a extrañar.
Gracias por hacermelo recordar.

Baccio e un hug per voi
Colomba

Remus dijo...

Qué será, será
what ever will be, will be;
The future's not ours to see.
Qué será, será

No es de la comedias que hacía Doris Days con Rock Hudson, pero no deja de tener cierta relación con el tema ¿verdad?

Abrazo y feliz Navidad!

Camiyo dijo...

Jaja, tb Doris Day me suena a la canción q postearon arriba.

Qué terrible debe haber sido vivir esa etapa de la vida con ese bombardeo de (des)información, cuando las cosas aún no eran tan claras y los gobiernos se daban cuenta q no podían seguir ocultando los muertos.

Hoy al menos hay más acceso a la información tratamientos y eso... igual es escalofriante pensar q le pueda pasar a uno.

Pensé q ibas a hacer un post relativo al terremoto, jaja.

Saludos!

galgata dijo...

Las cosas cambian harto con el tiempo. La información es poder y me imagino que desde entonces te manejaste en mala onda con la información.

Yo recuerdo que en el 88 (como a los 6, 7 años) leí que los elefantes iban a estar todos extinguidos para 1992, por la venta de marfil. Es increíble lo que hace ese tipo de noticias para un niño. Es la única vez en mi vida que me tuvieron que dar calmantes. Como que vi un mundo en extinción, sentenciado a muerte.

Yo sé que lo del elefante no es lo mismo que lo del SIDA, pero en un ámbito sí, y ése es en la torpeza (muchas veces a propósito) que usan los noticieros para ganar rating a costa de horrorizar personas.

La solucion no es escandalizar!! Sino buscar mas soluciones, alertar a las personas, CONFIAR EN EL PODER Y EN LA CONCIENCIA QUE TENEMOS CADA UNO... de que podremos descubrir cosas y darnos un futuro mejor.

¡Te mando un abrazo!

Juano dijo...

Pa mi el SIDA apareció como algo lejano, a la hora de asumirme ya tenía clarito el tema, lo cual no quita mi nervio al momento de buscar los resultados las veces que me he hecho el test. Es que el tema es de respeto, es que cuando leo a "Huracan" me da cierto nervio cada vez que menciona que su generación fue literalmente diezmada por la enfermedad, incluyendo al actor en cuestión.

Slds


PD: El día mundial del sida pasó hace como un mes, lo cual me hace preocuparme un poco por tu post, como que nada bueno hay detrás.

Santiago Illapa dijo...

Está como para que muchos de los que hacen prevención aprendan que se pueden entregar mensajes entretenidos y no por eso menos claros. Te felicito, Julius.

Max de Winter dijo...

Siempre pertinente el llamado de conciencia, pero mejor aún es el relato. El televisor, el año 85, Pillow Talk y Send me no Flowers,Doris Day y Rock Hudson. Qué época! Qué pareja! Qué películas! y qué tragedia!

Buenisimo post.

Anónimo dijo...

Wow. Great read.