lunes, mayo 02, 2005

Cecilia.

Después de unos dos años de intentos fallidos, logré juntarme con la Cecilia.
A veces la vida te lleva de un lado a otro, te pone gente nueva en el camino y sin saber cómo, te das cuenta que, en el transcurso, te fuiste alejando de algunas personas. Y no porque los amigos nuevos sean necesariamente mejores, ni porque te aburriste de los antiguos tampoco. Sólo es que sin saber cómo, la vida, la pega, las relaciones o lo que sea, se encargan de ir separando los caminos.
Precisamente eso me pasó con la Cecilia. Mi mejor amiga de la escuela, una de las primeras personas a las que le conté que era gay ( y que lo encontró fantástico, de manera creíble) y una de las pocas personas a las que no tengo que explicarle nada. Sólo nos miramos y entendemos todo.
Llegué 10 minutos tarde al 034. El lugar estaba completamente vacío. En el fondo del patio estaba ella, mas linda que nunca. Nos vimos, nos amasamos durante un rato y el tiempo sin vernos, desapareció por completo. Hablamos de todo, sin parar, durante horas. Es cierto que ya no somos las misma personas, ha pasado mucha agua debajo de su puente y también del mío. Lo importante es que mientras hablábamos, yo pensaba "seguimos siendo los mismos amigos".
Mientras nos poníamos al día de todo, y hacíamos ácidos comentarios de cada persona que se nos cruzó por la vida, los mojitos y los piscos sour rotaban por la mesa. El lugar comenzó a llenarse de desconocidos y de un par de conocidos también , pero siempre fue como si siguiéramos los dos solos.
No pude mas que pensar que en algún remoto universo paralelo, los dos estamos profundamente enamorados el uno del otro. Al menos yo se que platónicamente siempre lo he estado. ¿Podría ser diferente? no lo creo. Es mas, si yo fuera hetero, no habría descansado hasta que fuera MIA. La habría raptado como Antonio Banderas raptaba a Victoria Abril en "Átame!", hasta que se diera cuenta que yo era lo mejor para ella. Pero claro, como no soy hetero, la cosa es mas fácil y no me obliga a tomar medidas tan drásticas.
Si bien no tengo ninguna intención de esperar dos años mas para volver a verla (un chiste que salió en el mojito número 4 mas o menos), si por algún motivo nos demoráramos tanto en volver a vernos, se perfectamente cómo será ese encuentro. Voy a llegar a un lugar X, algo atrasado como siempre, ella va a estar sentada, mas linda que la vez anterior (usando unas botas aún mas espectaculares que las del jueves), vamos a sonreír, nos vamos a abrazar un largo rato y comenzaremos a hablar sin parar, como si no hubiera pasado un día.

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