Everybody Loves Juampy

Conocí a Juampy hace millones de años. Yo estaba en la escuela y él era el mejor amigo de la Magu, mi yunta en la dulce etapa de la educación superior.
Yo hasta ese entonces, tenía sólo amigos hetero (a los que afortunadamente conservo).
No me pregunten porqué, pero yo tenía la seria sospecha de que era el único gay del país. De hecho, entrar a estudiar fue, en ese sentido, una tremenda decepción. Porque claro, estar en una escuela de "artes" y todo eso, hacían que yo pensara que estaba entrando en la academia de "Fama" y que se me iba a abrir el mundo y que mi vida iba a ser una montaña rusa de sexo, drogas y rock and roll.
Resultado: Nada. Seguí sintiéndome perdido en un mar de heterosexualidad. Me enganché de dos compañeros sin ningún resultado favorable, a pesar de que hasta el día de hoy insisto en que algo raro pasaba por ahí.
Bueno, les contaba que entonces conocí a Juampy y creo que mi gaydar por primera vez funcionó.
Aunque la sequía de hombres era alarmante, tengo que decir que nunca me gustó. A pesar de que es MUY guapo y que es sin lugar a dudas, la persona más divertida del planeta. Curiosamente, yo tampoco le moví ni una sola hormona. A mi me gusta pensar que todo esto se debe a que estábamos destinados a ser amigos. Y si bien nuestra amistad lleva años y definitivamente Juampy es una de mis personas favoritas de la vida, tampoco somos de esos amigos pegotes que se llaman todos los días y es cierto que a veces, pueden pasar semanas sin vernos.
La amistad de verdad, comenzó un par de años después. Yo pasaba por una etapa en que estaba chato de estar solo, y entre una cosa y otra me enganché de un personaje X, que vivía muy lejos y todo terminó re mal. Ahora que lo pienso, con la distancia que da el tiempo y la madurez que uno adquiere, la cosa no fue para tanto, pero en ese momento para mi era un dramón como de Emily Bronté.
Como no tenía a nadie a quién contarle todo lo que me estaba pasando, no se me ocurrió nada mejor que aparecerme un viernes por la oficina de Juampy, botella de vino bajo el brazo, para contarle todo con pelos y señales. No puedo ni imaginarme qué cara puso cuando lo llamé por teléfono, porque en ese entonces éramos sólo conocidos y yo perfectamente pude ser un sicópata obsesionado con su belleza.Casi nunca soy tan patudo (o era), pero la cosa es que nos contamos la vida completa y el resto de la noche fue cagarnos mucho de la risa y escuchar los mp3 más bizarros que he oído jamás.
Pudo haber pasado, que finalmente nos cayéramos pésimo y no engancháramos para nada. Afortunadamente pasó todo lo contrario. Juampy me aconsejó, me llevó al Vox Populi por primera vez y al Bunker también.
No pude tener un mejor profesor y probablemente no pude tener una entrada al "mundo gay" (otra expresión que detesto) más apropiada y que me borró todos los prejuicios y miedos que me había inventado solo.
La cosa con este personaje X reventó poco tiempo después, por teléfono o por messenger, ya ni me acuerdo y llamé bien destruido a Juampy para que nos fuéramos a emborrachar por ahí y así ahogar mis penas. Juampy me contestó desde Viña, o sea, cero posibilidad de que me rescatara del pozo de la depresión. Pero como yo soy un alumno atento y aventajado, no pensaba quedarme en mi casa llorando las penas y escuchando canciones de amor chulas. Agarré mis llaves y partí solito al Bunker. Entré con un monstruo para aprovechar el dos por uno y bailé hasta el sonido de los vasos y me tomé hasta la molestia, mientras me hacía el inalcanzable.
La fuerza del destino es algo bien impresionante, porque esa noche me encontré con JP, nos miramos y a la semana ya estábamos juntos. El resto es historia y si antes les dije que Juampy de alguna forma fue como una especie de profesor, creo que lo mínimo que tenía que darme era un enorme 7.
Han pasado ya cinco años de eso y ha corrido mucha agua bajo el puente. En el transcurso fui descubriendo en Juampy a una persona increíble, en todos los sentidos. Y claro, también tenía su lado sensible y vulnerable, bien escondido debajo de su condición de "alma de la fiesta", que es una de las cosas que más me gustan de él. Lo que no quita que también me guste que su tema de conversación preferido sea él mismo y que de 100 fotos, él salga en 96.
Como les decía, puede que no nos veamos ni nos llamemos obsesivamente, pero cada vez que hacemos una fiesta o inventamos un carrete, la primera persona en la que pienso es en Juampy y si él no puede ir, me da mucha lata (aunque la verdad es que él no se pierde ni bautizo de muñeca). Y tampoco se trata solamente de que mi amigo sea la persona más simpática de la tierra, como les decía, sino que además, tiene un corazón inmenso y es ese amigo al que siempre le puedes contar todo. Siempre te va a escuchar y te va a aconsejar bien.
Ayer veíamos Flashdance en la casa de Robert y cuando Juampy nos hizo todos los pasos que hacía una jovencísima Jennifer Beals, mientras me retorcía de risa, pensé:"puta que quiero a este hueón".
Este post se lo debía a mi amigo y no lo hago para que nos haga un excelente descuento en la remodelación de la cocina. Lo escribo para que sepa lo importante que es para mi.