You give me fever

Yo juraba que me había caído mal la empanada que me comí para el almuerzo del lunes. De hecho, me cayó mal; pero la fiebre fulminante que me vino a media tarde nada tuvo que ver con una encebollada indigestión.
Me fui a la casa, volando en fiebre en la bicicleta. No se bien cómo llegué, pero apenas lo hice, me metí a la cama y no salí de ahí hasta que tuve que partir a la clínica ayer en la mañana. Me atendió un doctor extranjero, que sonaba bastante ecuatoriano, y yo no podía pensar en otra cosa que no fuera la pobre Jessica Osorio (voy a dejar de ver noticieros sensacionalistas, lo juro). En todo caso, nada que decir; el doctor topísimo, me atendió muy bien, me diagnosticó faringitis viral (me había estado doliendo la garganta bastante) y hasta me regaló los remedios.
A todo esto yo andaba por la vida con 39 de fiebre y de verdad que parecía drogado. Una de las cosas más patéticas fue que no podía pagar la consulta, porque por algún motivo, mi tarjeta Redbanc no estaba en mi billetera. Creo que pasé la tarjeta de CineHoyts y la Jumbo Más, antes de achuntarle con la Visa.
A todo esto, ni idea dónde cresta dejé la tarjeta del cajero, lo bueno es que no me desfalcaron.
Hoy ya estoy de nuevo en la pega. Si pedía licencia, no me iban a pagar tres miserables día y aparte de eso, me latié bastante en mi lecho de cuasi muerte. Dormir ya dejó de ser agradable, ya que con fiebre y calor ambiental, estar en cama no es, para nada, atractivo. Me aburrí de ver series setenteras y los "101 most starlicious makeovers" del canal E!
Obviamente voy a hacer uso de mis derechos naturales de convaleciente, para escapar más temprano a la casa. Si tampoco soy un mártir.
Estoy harto de todos estos achaques seniles. Quiero volver a la época en que no me enfermaba con nada y cuando era inmune hasta al ébola y al hanta.

Cuídense mucho.