Hace exactamente un año, viví la noche más espectacular de mi vida. ¿Qué evento tan importante pudo ocurrir para que lo fuera? Se preguntarán ustedes.
La historia es larga, así que pónganse cómodos. También tiene elementos de suspenso, intriga internacional y drama, por lo que tener los cigarros a mano, bebestibles varios y algún snack, puede ser de utilidad.
Desde que yo era un tierno infante, flaco y perno (ambos rasgos borrados en la actualidad) y con una perturbadora similitud física a Papelucho; fui fanático de Madonna.
Recuerdo que era el año 1984 cuando vi en Magnetoscopio Musical el video de “Like a Virgin”. Madonna era una veinteañera entonces y movía lascivamente su leve sobrepeso sobre una góndola en Venecia.La amé instantáneamente.
Cada recorte que aparecía en el diario o en alguna revista tipo “Super Rock”, era cuidadosamente recortado y guardado en la caja de mis flamantes zapatillas Reebok (sí, tenía 11 años y ya me gustaban las cosas caras).
En esa época, los CDs eran algo inalcanzable (ni siquiera estoy seguro de que existieran…).
Yo tenía mis cassettes de Madge (como la llamamos los íntimos) en esas ediciones horripilantes que había en esa época: cassette blanco con un sticker pegado encima, donde los títulos de las canciones estaban traducidas al español. Claro, en esa época yo decía: me encanta "Niña Material" o la mejor canción es "Verdaderamente Triste"...
El fanatismo nunca decayó, seguí a Madonna en cada proyecto y en cada transformación. Me mentí a mí mismo y grité a los cuatro vientos que "Who's that Girl" era la mejor película de la historia del cine. Gasté mis ahorros de la vida para comprar "SEX" ese infame libro de fotos que Madonna hizo con Steven Meisel (el libro sigue ocupando un lugar destacado en mi biblioteca).
Una vez, en 1993 Madonna se acercó muchísimo a Chile. El lugar: Buenos Aires.
En esa época Argentina gozaba de su fastuoso y pantallesco fulgor económico, siendo BA, lo más parecido a una ciudad europea que se pudiera encontrar en América Latina (por precio y onda). El motivo de la visita era el brazo latinoamericano de "The Girlie Show", el que lógicamente no incluía Chile.
Yo en esa época era un pobre estudiante que caminaba kilómetros para ahorrar la plata de la micro y así poder comprar cigarros, y que almorzaba un Super8 y un paquete chico de papas Evercrisp.
Como la situación económica no me acompañaba y el cambio a los chilenos no nos convenía para nada, pensar en ir a Buenos Aires a ver el concierto era un sueño absoluto.
En momentos de desesperación extrema urdí un plan tan sólido como un castillo de naipes que consistía en llegar a Argentina a dedo, luego de haber conseguido la plata para la entrada como fuera; robo y prostitución incluidos de haber sido necesario.El alojamiento era dormir en una plaza bonaerense para al día siguiente volver a Chile con la misma técnica del pulgar y la pierna al aire.
Como siempre he sido más o menos sensato, el plan se abortó solo. Reconozco que no tuve los cojones tampoco para hacer algo así. Yo, que no conocía ni Chimbarongo entonces, jamás iba a llegar en una sóla pieza al otro lado de la cordillera y menos de vuelta a Chile.
Años después, el 2001, Madonna partió a recorrer el mundo con "The Drowned World Tour". Nuevamente Chile no estaba en su agenda.
Si bien yo trabajaba ya en esa época, ganaba una miseria y pegarme el pique a Estados Unidos o a Europa se veía aún más utópico que mi frustrado viaje a Argentina.
Los tickets además duraron menos que un completo en un cumpleaños y yo no tenía tarjeta de crédito, por lo que Ticketmaster estaba vetado para mí. Intenté comprar la entrada con la tarjeta de Almacenes Paris y con la de Blockbuster, pero nada.
Yo ya estaba más grande, así que esta vez no lloré.
Me acuerdo que recién nos habíamos conocido con JP. Coincidentemente, otro fan acérrimo de Madge.
Cuando HBO pasó el concierto lo vimos en la casa de mi mamá (en ese entonces mi casa también), comiendo papas fritas y tomando Coca-Cola. Esa misma noche, cuando el show terminó, JP me dijo: "Pelao, al próximo concierto de esta mina, tenemos que ir si o si". Eso quedó como un compromiso de verdad, no como algo que se dice porque si.
Principios del 2004. Madonna anuncia su nueva gira mundial. Yo estoy cesante y luego de seis meses de tapizar Santiago de currículums, aburrirme, deprimirme y llorar con el final de "Mi Gorda Bella", se repite la misma historia.
El banco me asfixiaba con los intereses y pagos del crédito que pedí para el viaje a Europa del 2003 y mi finiquito se acababa de manera vertiginosa. En resumen, yo era un indigente.
JP no se lo iba a perder y a mi me daba una pena negra no poder ir. Pero yo ya tenía 30 años, no podían darme rabietas de cabro chico y tampoco podía inventar planes ridículos como irme de polizón en un barco a Miami o comprar un pasaje barato a Cuba y unirme a los balseros.
JP intentó comprar los tickets a través de la tía Chica que vive en Toronto, para algunas de las fechas canadienses del tour…
Corte. Tía Chica está pegada a la página de Ticketmaster a la hora precisa en que los tickets se pondrán a la venta. Caos, colapso de la página, miles de personas tratando de conseguir su entrada…Nada, en minutos se agotó todo…
Alguna fuerza cósmica parecía querer que jamás pudiéramos acercarnos a una cuadra siquiera de Madonna.
Semanas después, con la rabia ya más calmada y preparándonos para ver en varios meses más la transmisión por HBO, la acción se traslada a Blondie; la clásica Noche de Divas o algo así.
Entre los cientos de flyers de fiestas de Placebo y de Björk con los que te tapan en la entrada viene uno muy singular... Foto de Madge, luciendo una peluca a lo María Antonieta...Re-Invention Tour 2004...."Prepárate, es tu única y gran oportunidad" (“¿qué es esto?”)….Con JP leímos el flyer que resultó ser de una agencia de viajes que ofrecía el paquete completo: pasajes ida y vuelta a Miami, entradas al concierto, traslados, etc, etc. Más abajo ponía "CUPOS LIMITADOS", nos miramos con JP y sin decir nada supimos lo que íbamos a hacer...
Lunes siguiente; operación comando para contactarnos con la agencia, cotización del paquete (turístico, se entiende), visita flash a mi ejecutiva del banco, arriesgándome a que ella al verme llegar, apretara un botón secreto bajo su escritorio para comunicarse con los cuarteles generales de Dicom, y ponerme tras las rejas. Afortunadamente nada de eso pasó. Aprobaron mi nuevo crédito; para pagar lo que quedaba del anterior y para costear este nuevo viaje. Reservamos los cupos con la agencia y sólo faltaba el trámite de mi visa de turista para Estados Unidos. JP tenía la suya aún vigente, así que estaba todo listo. Respiré tranquilo y me creí la muerte.
Prometí momentos de angustia y suspenso al comienzo del relato. Y es aquí que comienza:
Luego de llenar formularios para la Embajada de EEUU, con preguntas tan idiotas como "Es miembro de un grupo terrorista?" o "Ha sido deportado de un país por intentar poner en peligro la seguridad nacional?", partí a mi entrevista consular a la embajada, ahí en Andrés Bello, al frente de la portada de Vitacura. Me fui caminando de la oficina, bien peinadito y oloroso.
Me atendió un gringo gordo de lo más simpático, que me hizo una serie de preguntas típicas y que se despidió en español, diciéndome "Buen viaje".
Cuando mi solicitud RECHAZADA volvió a mis manos, me puse a llorar. Si, con 31 años, me puse a llorar porque las políticas de un país de mierda no tenían la más mínima intención de dejarme ver a Madonna en vivo, parada arriba de un escenario.
Resulta que como yo no era casado (...), ni tenía hijos (…), auto, o propiedades valiosas y estaba trabajando de nuevo hace un mes recién, no había nada que al Tío Sam le asegurara que yo no iba a quedarme en sus tierras para siempre, como inmigrante ilegal. En definitiva, soy persona non grata en EEUU (see if I care now)
La depresión llegó fulminante. Sonaba "American Life" en la radio y se me llenaban los ojos de lágrimas. JP decidió no ir tampoco porque a esas alturas esto era ya un proyecto de los dos, y si no íbamos los dos, no iba ninguno (él es top, habían cachado?).
Además de top, JP es bien clever, y se le ocurrió llamar a nuestro amiguis de la agencia de viajes (Ignacio, un tipo demasiado jugado) y preguntarle si tenía movidas para conseguir tickets aunque fuera para Tumbuktú. Yo ya no creía en nada, estaba destrozado y agotado.
Hasta que Ignacio le dice que si, que efectivamente puede conseguir entradas para Toronto para el concierto del día 19 de julio…
Fuimos a pedir la visa para Canada con pánico. La tipa que me atendió me preguntó el motivo del viaje. Cuando se lo dije y luego de horrorizarse con mi estado de cuenta bancaria, sonrió y timbró con un "approved" mi pasaporte.
Cuando nos subimos al avión, y Santiago se convertía en un mapa al mirar por la ventana, pensé en Bush y mentalmente le dije: "Toma!!"
LLegamos el mismo día del concierto, luego de un vuelo agotador, al departamento de la Tía Chica y del Tío Flaco (sí, la misma tía de JP que intentó conseguir tickets al comienzo de esta historia). Saludé, conocí a la familia, regaloneamos con Tristan, nos tomamos un café y partimos con HORAS de anticipación al Air Canada Centre, un estadio techado que se usa para partidos de basket, hockey y espectáculos masivos. Yo iba con mi polera vintage de Madonna, de la época de Like a Virgin (que si la meto en la lavadora una vez mas, se desintegrará) y JP de jockey y chaqueta camuflada (American Life y su video con estética militar era lo top en ese momento, sean comprensivos).
Llegamos como buen chileno, bien temprano y bien huasos. Después cachamos que los canadienses están a años luz en cuanto a civilización con nosotros. Y que la gente no llega 16 horas antes a los conciertos, ni tratan de entrar pitos, ni se descuelgan de la galucha para agarrar cancha...no, que rotería.
Cuando finalmente logramos entrar luego de haber arrasado con la tienda de souvenirs, comenzamos a buscar nuestros asientos. Por supuesto, estábamos ubicados casi colgando de la parrilla de luces. Aún así el lugar no era tan gigantesco e íbamos armados de buenos binoculares. Así que desplegamos nuestra bandera chilena y nos sentamos en nuestros asientos numerados. Si, la galería es numerada. Si. Fue bien pickle llevar bandera y todo, pero teníamos la fantasía de que a los gorilas de seguridad les pareciera amoroso y folklórico el gesto y nos pasaran a asientos vip. Ahora que lo pienso, deben haber pensado que eramos sólo unos rednecks texanos.
En el estadio vendían cervezas; una por persona (porque los canadienses son MUY correctos). Claro que si hubiéramos aplicado “picardía de chileno” pudimos haber tomado 50, recorriendo cada kiosco del estadio. La idea, en todo caso, era estar lo más lúcidos posible para no perdernos nada.
Cuando faltaban unos 2 minutos para que comenzara el show, me di cuenta que me meaba seriamente…el baño estaba cerca…pero…y si me perdía algo???? Fueron momentos de tensión. Hasta que finalmente corrí al baño, hice lo mío y volví corriendo y con el ñiño a medio guardar, posé mi trasero en el asiento y el estadio quedó a oscuras.
Con JP ni respirábamos. Suenan los primeros compases de “The Beast Within” un lado B de “Justify My Love”, en donde Madonna recita un pasaje del Apocalipsis. El escenario se arma y se desarma, el público ruge y el corazón parece que se nos va a salir.
Enormes pantallas muestran parte de “ X-STaTIC PRO=CeSS “ la instalación/colaboración de Madonna y Steven Klein.
Cuando la canción termina y el estadio está viniéndose abajo, Madonna dice “Behold, I’m coming soon…” Los primeros sonidos de “Vogue” comienzan, y de un foso en el centro del escenario aparece ELLA.
Cuando vi sus ojos a través de los binoculares, creí que me iba a dar un ataque de pánico. Después de años de adoración, para mi era como ver los ojos de Dios. El resto fue euforia total.
Imposible describirlo todo. Cada detalle fue perfecto. Absolutamente todo era impresionante. Por momentos el show era puro espectáculo, acrobacias, efectos y luces. En otros, sólo Madonna con su guitarra en el escenario y no hacía falta nada más.
El momento culmine fue sin duda “Like a Prayer” el estadio entero de pie, cantando como un coro gigantesco, emoción a full.
Por momentos bailábamos como locos, en otros lloramos y también nos quedamos sentados, pa’ dentro. Dos horas pasaron como dos minutos. Madonna agradeció a “el mejor público hasta ahora”.
Dos pantallas se cerraban mientras “Hollyday” aún sonaba, formando una frase sencilla y que resumía todo: “Re-Invent Yourself”
Salimos del Air Canada Centre aún en shock. Caminamos cuadras y cuadras sin decir una palabra. Fue una noche perfecta.
El resto de la semana en Toronto fue insuperable. Recorrer el downtown, pedaleando por la orilla de Lake Ontario, cruzar en ferry a la isla, tomar sol en bolas en una playa nudista…Los barman de Woody’s, los strippers de Remington’s, la amabilidad de los canadienses, acostarse en el suelo de vidrio de la CNTower a 342 mts de altura, el cariño de la familia de JP…
Es cierto que llegamos sólo a la puerta de un cerrado FLY, el club donde filman las secuencias de discotheque del Queer as Folk americano (sí, Babylon). Pero bueno, no todo puede ser perfecto.
Estoy endeudado hasta marzo del 2007 y a veces me da lata andar pateando las chauchas. Pero recuerdo todos estos momentos y no me importa nada.
A lo mejor a ustedes Madonna no les mueve ni un pelo (de todas maneras les recomiendo ver el DVD del concierto cuando aparezca), pero para mi esto fue importante. Fue importante además, haberlo vivido con JP.
Fue la mejor noche de mi vida.
martes, julio 19, 2005
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5 comentarios:
Si hay algo que me gusta son las crónicas de conciertos, eventos o viajes, es un gasto que se disfruta cada vez que se lo recuerda.
Si bien igual hice un intento de verla en NYC lo que puedo contar es como viví (desde fuera) el lanzamiento del disco "music", en ese mini show sólo para fanátiscos en un teatro de NYC (las entradas no se vendían, sólo se regalaban a través de concursos en diferentes radioemisoras, era como ir a ver a madonna al teatro providencia). Tengo mi foto fuera con el letrero del anuncio atrás"Madonna tonite", dato freak, la fiesta de la blondie tenía más onda que la fila de privilegiados que entrarían, así y todo fue "choro" estar ahí.
Felicitaciones.
Slds.
Hay pocas cosas que uno disfrute más, que poder realizar un sueño que se persiguió por años, y sobre todo si éste cumple o supera nuestras expectativas (y más aún si tenemos la oportunidad de hacerlo con alguien que siente lo mismo).
Para mí Madonna es ídola, y aunque no soy tan fanático de ella como tú, sería una de las pocas artistas por las cuales estaría dispuesto a hacer sacrificios para verla en vivo.
Aunque me gusta desde Like a virgin, para mí Ray of light marcó su retorno como reina indiscutida del pop y me trae muy buenos recuerdos, porque justo me acompañó cuando yo también cumplía un sueño: conocer Europa.
Saludos!
Que increíble, el mejor viaje iniciático que alguien me haya contado.
De paso me encanta Madonna, asi que comparto toda la emoción, cualquier deuda importa bien poco con el puro recuerdo en mente.
Yo estoy planificando mi viaje iniciatico también: tengo ganas de ir a Nueva York para creerme Felicity. Después te cuento si es tan emocionante como tu historia.
¡Gracias por compartirla!
increible....
empece a leerla asher... y no pude terminarla por los zapatos y floreros que me lanzaba mi hermana porque tenia que trabajar :S
solo sabia el contexto general...
lea su mail!! ya sabe... quiero 2 explicaciones!!
F.
Que lindo, independiente de que no sea mi idea de "proyecto de 2" encuentro top que lo hayan vivido juntos, esas cosas no se olvidan, bien por ustedes!!!
P.D.: me rio mucho con tus comentarios entre post, lo de la bandera chilena genial.
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